Los desafíos digitales de las empresas chilenas
Mauricio Ríos Martínez, CEO de everis NTT Data Chile Director de Empresas Conscientes
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Lo que sonaba a futurología hace diez años, hoy se hizo realidad. Big data, IA, blockchain, chatbots, o Internet de las Cosas son algunas de las tecnologías utilizadas por las empresas y que a veces pasan inadvertidas por los clientes, pero que ya son absolutamente necesarias para satisfacer las altas expectativas de los consumidores actuales.
Como empresario no puedo evitar reflexionar sobre qué significa la transformación digital para la sociedad y qué responsabilidad nos toca a los impulsores de ella para lograr una transición ordenada y respetuosa. Todo esto es tan complejo como desafiante y por ello sumamente interesante y atractivo de resolver.
Como Empresas Conscientes y como líderes de éstas tenemos la responsabilidad de mirar al interior de nuestras compañías y elaborar los planes de gestión del cambio para que el impacto de la transformación dé un saldo positivo. Debemos entender que esta transición la encaramos las personas y que como tales tenemos barreas culturales y de formación que hay que considerar para no fallar en nuestra misión. El gran desafío está en cuidar a las personas ya que son los habilitadores del cambio y no un obstáculo para él.
Cuando el liderazgo de una empresa entiende que el fin de la compañía no es sólo la rentabilidad, sino que tiene que haber una devolución a la sociedad en la que opera, ya está dando un paso gigante en esa dirección. Capacitar a las personas que antes hacían un trabajo manual y rutinario para avanzar en su inclusión en el nuevo proceso de automatización es fundamental igual que capacitar a los jóvenes en profesiones del futuro para mejorar su inserción laboral y mitigar el desempleo. Aunque muchos priorizan el rol del Estado y las políticas públicas, los líderes conscientes deben enfocar los esfuerzos de sus empresas, como protagonistas del desafío evolutivo.
En este sentido, es un imperativo que directores y altos ejecutivos comprendan la magnitud del cambio y delineen planes bajo el contexto de la cuarta revolución industrial. La transformación más grande de las empresas no es digital, sino cultural. Y con “cultural” me refiero a espacios para innovación, creatividad, habilitar la prueba y el error, entre otros. Sólo de esta manera estaremos cuidando el activo más importante de las compañías: el talento humano.